POR QUÉ ES IMPORTANTE LA PROFECÍA BÍBLICA—PARTE II

 


Los Clichés Pietistas

* Todo saldrá bien al final

* Lo único que importa es el hecho de que Jesús regresará

* Busco a Jesucristo, no al Anticristo

* Esta doctrina divide a la Iglesia

* Deberías preocuparte por la evangelización, no por la profecía bíblica

Este segundo tipo de lugares comunes se expresa con varias consignas que poseen un barniz de piedad. Pueden parecer razonables y piadosas, al oído, pero al final del día son expresiones superficiales y sin sentido. Aquellos que las citan pueden estar motivados por buenas intenciones o pueden estar usándolas como excusa para no estudiar la profecía bíblica. Cualquiera que sea la motivación, estas declaraciones están lejos de representar la realidad bíblica. Si bien la piedad es algo bueno, si no hay una sustancia bíblica detrás de una consigna semejante, entonces es sólo eso, un sonido piadoso.

Todo saldrá bien al final

Este primer cliché en la categoría de pietista es uno de los más comunes. Es un tropo destinado a colocar a quien lo recita por encima de la refriega. Implica que abordar este tema no vale la pena ni el tiempo ni el esfuerzo. La trivialidad suena piadosa, pero no refleja la enseñanza bíblica por la única razón de que no “todo saldrá bien al final”. Sí, el Señor Jesús resulta victorioso, pero Dios ordena tanto los medios como el fin. Y estos medios incluyen advertencias reales, sobre peligros concretos, que profetizan que en los últimos días: Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará (Mateo 24:10-12). Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios (1 Timoteo 4:1). ¿Suenan estas citas bíblicas cómo que todo saldrá bien al final” para todos los creyentes?

Nótese que el Señor Jesús advirtió contra ignorar su enseñanza sobre este tema (Mateo 24:25). El pasaje más gráfico de la Biblia sobre el infierno se encuentra en el contexto de las advertencias de Dios de no recibir la marca de la bestia (Apocalipsis 14: 9-12). Si al final todo sale bien, entonces las advertencias del Señor a los cristianos son falsas. ¿Por qué dar estas advertencias si él no creía que había consecuencias por ignorarlas? ¿Por qué advertirnos en primer lugar si todo saldrá bien al final sin importar nuestra ignorancia del peligro? Esta consigna es, en el mejor de los casos, ignorante y, lo que es peor, hace que el Señor Jesús sea un profeta falso.

Examinemos este cliché más de cerca. El pan-milenialismo (a veces denominado pan-tribulacionismo) cree que es de poco valor estudiar la doctrina de la segunda venida de Cristo. Quienes mantienen esta posición creen que no podemos comprender los acontecimientos futuros en un marco coherente y significativo. El pan-milenialismo, sin embargo, es más que una simple creencia; es una postura y un comportamiento. Minimiza los catalizadores para una vida santa. Ignorar estos eventos conduce fácilmente a la complacencia y la indiferencia.

Puede haber diferentes motivaciones para creer en el pan-milenialismo.

Tradición: Si a alguien se le dice una y otra vez que todo saldrá bien al final, comenzará a creerlo y su creencia se convertirá en una tradición.

Antisensacionalismo: Algunos maestros de profecía han abusado de la doctrina de la segunda venida a través de sus sensacionales enseñanzas al fijar fechas utilizar infundadas especulaciones. En consecuencia, muchos cristianos han evitado el tema de la profecía bíblica por completo, relegando la profecía bíblica a todo saldrá bien al final.

Pasividad: este tipo de persona es ignorante en todas las doctrinas y tiene la intención de mantenerlo así. Es pereza intelectual. La actitud de la persona floja e inepta.

Orgullo: A la inversa de la anterior, algunas personas han estudiado muchos temas teológicos, excepto la profecía bíblica, pero para evitar mostrar su ignorancia en este tema, lo descartan. 

El Señor Jesús enseña claramente que debemos conocer la naturaleza y secuencia de los eventos que conducen a su regreso. Al final de su ministerio, los discípulos le preguntaron cuándo regresaría: ¿Cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo? (Mateo 24:3). Si hubiera habido algún momento oportuno para que el Señor les explicara a sus discípulos que al final todo saldría bien, ese habría sido el momento. Pero el Señor Jesús procede a dar un discurso sobre cómo se desarrollarán los eventos (ver Mateo 24—25). El engaño será tan grande justo antes de su regreso el Señor Jesús dice que “si es posible, hasta los elegidos” podrían ser engañados (v.24). El Señor instruye a los creyentes en cuanto a que pueden, y deben, conocer las señales de su regreso: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas”(vv. 32-33). Después de que el Señor Jesús sienta las bases para los eventos que precederán a su regreso, pasa a la segunda mitad de su discurso, donde exhorta a los creyentes a estar espiritualmente vigilantes para que no se vuelvan apáticos y estén en peligro de juicio (Mateo 24: 36-25: 30).

Basándonos únicamente en este punto, los cristianos vigilantes deberían preocuparse por los acontecimientos que rodean la segunda venida de Cristo. El Señor Jesús nos advierte contra cualquier sentimiento desdeñoso de no escuchar sus enseñanzas o que no fomente una expectativa bíblica de su regreso.

De manera similar, el apóstol Pablo no era un pan-milenialista. En su carta a los tesalonicenses, insiste en que los creyentes se enfrentarían a la persona del Anticristo antes del fin. El apóstol da una secuencia de los eventos clave que conducen a la venida del Señor (2 Tesalonicenses 2: 1-5). En el versículo 5, Pablo les exhorta: “Seguramente recordarán que les decía estas cosas cuando aún estaba con ustedes” (¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?). Si Pablo fuera un pan-milenialista, esta advertencia sería ininteligible.

Además, el libro de Apocalipsis comienza diciendo: Bienaventurado el que lee en voz alta las palabras de esta profecía, y bienaventurados los que oyen y obedecen las cosas escritas en ella, porque el tiempo está cerca (Apocalipsis 1:3). La revelación no comienza con el pan-milenialismo, comienza con la convicción de que los que se enfrenten al fin de los tiempos pueden ser bienaventurados si oyen y obedecen la profecía. Si un lector ha de ser bendecido por su obediencia, debe comprender lo que sucederá cuando el Señor regrese. El libro concluye con la misma convicción: “Estas palabras son fidedignas y verdaderas. El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado a su ángel para mostrar a sus siervos lo que debe suceder pronto” (Apocalipsis 22: 6).

Estas verdades bíblicas no expresan una perspectiva pan-milenial. Más bien, está claro que Dios tiene la intención de alertar a su iglesia sobre los eventos claves que conducen al regreso del Señor Jesús. El pan-milenialismo refleja una actitud frívola, peligrosa, incluso pecaminosa, que rechaza las severas advertencias de Cristo sobre este importante tema. Descarta la ilustración del Señor Jesús de las cinco vírgenes insensatas que descubrieron, para su horror, que no todo “salió bien” al final. Fueron excluidas del reino por no estar preparadas (Mateo 25:1-13).

Lo único que importa es el hecho de que Jesús regresará

Este cliché comparte un sentimiento similar con el anterior. Implica que la profecía bíblica es pura especulación. Otra versión dice: Todo lo que importa es que estás bien con Cristo. Estas palabras suenan piadosas, pero debajo de ellas hay un defecto. Los escritores bíblicos, incluido el mismo Señor Jesús, se centran, no en el hecho de su regreso, sino en las condiciones que prevalecerán en el mundo al momento de su regreso. El Señor Jesús enseña que un medio por el cual nos volvemos justos con Dios es: comprender y obedecer su instrucción del tiempo del fin. Algunas de estas condiciones bíblicas de los últimos tiempos ya se han cubierto, pero haremos algunos comentarios adicionales.

El Señor Jesús regresará, y no hay duda de que conocer esta verdad debería impulsarnos a una vida santa. Pero para los escritores bíblicos, eventos como la ira del Señor y el reino terrenal venidero eran preocupaciones importantes y, por lo tanto, deberían ser preocupaciones importantes para nosotros—porque ellos nos pasaron el bastón del testimonio.

En el Discurso del Monte de los Olivos, el Señor Jesús pone más énfasis en cómo debemos vivir durante la gran tribulación que en su regreso. Por lo tanto, nosotros también debemos modelar el ejemplo del Señor enfatizando las ramificaciones de la gran tribulación del Anticristo sobre los santos. La tarea del estudiante de profecía no es sólo afirmar que el Señor Jesús regresa, sino comprender y obedecer las instrucciones sobre los eventos que rodean su regreso. De esta manera, seremos refinados en la fe para estar listos para su llegada. El Señor Jesús dio a entender en una declaración ominosa que muchos perderán la fe, la salvación, antes de que él regrese: “Cuando el Hijo del Hombre venga, hallará fe en la tierra” (Lucas 18: 8). No es de extrañar que Jesús advirtiera: “Cuidado, te lo he dicho de antemano (Mateo 24:25). Y en el contexto de la marca y la imagen de la bestia, el libro de Apocalipsis advierte: Esto requiere la perseverancia de los santos, los que obedecen los mandamientos de Dios y se aferran a la fe en Jesús (Apocalipsis 14:12).

Es cierto que estar bien con Dios es importante cuando el Señor Jesús regrese. Pero eso no sucede en el vacío. Dios diseñó la profecía bíblica como un medio para estar bien con Dios. El Señor Jesús y los autores bíblicos no nos dieron la profecía para atormentarnos o para darnos un conocimiento mental. Más bien, la profecía bíblica importa porque Dios nos está preparando para tiempos difíciles y nos acerca a él. Entonces es imperativo que cada creyente estudie la profecía bíblica y tome sus mandamientos en serio. Esto fomentará el amor por el regreso del Señor y la vigilancia de lo que sucederá antes de su regreso.

Le incumbe al estudiante de la profecía bíblica comprender más que el hecho de que el Señor Jesús regresará. Hay mucho en juego que nos debe motivar a comprender la profecía bíblica con precisión. El evento principal que la Biblia advierte a los santos de Dios que deben buscar antes del regreso del Señor Jesús es la revelación del Anticristo y su programa de persecución de los santos, el período en el que se pondrá a prueba la fe de la Novia de Dios antes del regreso del Señor Jesús.

Busco a Jesucristo, no al Anticristo

Esta consigna también implica que todos los temas secundarios, como el momento en que ocurre el arrebatamiento, la gran tribulación, el Anticristo y el reino terrenal venidero, no eran preocupaciones importantes para los escritores bíblicos. Pero el Señor Jesús mismo nos advierte a cada uno de nosotros que estemos alerta por el Anticristo antes de su regreso: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora [Anticristo] de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda)” (Mateo 24:15).

El apóstol Pablo hace la misma advertencia: Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Tesalonicenses 2:2-4).

Y el libro de Apocalipsis, después de explicar la persecución que sucederá en la revelación del Anticristo, advierte a los cristianos: Aquí está la paciencia y la fe de los santos” (Apocalipsis 13:10; cf. Apocalipsis 14:9-12).

Las tres enseñanzas del tiempo del findel Señor Jesús (Mateo 24—25), de Pablo (1 y 2 Tesalonicenses) y del libro de Apocalipsisdan prominencia al evento de la gran tribulación del Anticristo que sucederá antes de que el Señor Jesús regrese por su iglesia. Por lo tanto, estar atento al Anticristo y al Señor Jesús no es uno o lo otro.

A nadie le gusta la idea de que él/ella y sus seres queridos tendrán que enfrentarse al régimen del Anticristo (la gran tribulación) , pero es la voluntad de Dios lo único que en última instancia importa. ¿No considerarías un honor ponerte de pie el día de tu muerte y dar gloria al verdadero Dios de este universo al ser un testigo contra el Anticristo mientras blasfema contra Dios? ¿O no te enfrentarás denodadamente al Malvado Desolador y confesarás a Jesucristo como Señor del universo?

¡El Anticristo sólo puede matarte una vez! No olvides que el Señor Jesús advierte: Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28).

Esta doctrina divide a la Iglesia

Nuestro siguiente cliché implica que el desacuerdo significa división. Sin duda, las personas divisivas pueden usar esta doctrina para dividir a la iglesia—pero también pueden usar cualquier otraNo es una excusa válida ignorar la profecía bíblica por temor a la división. La verdad necesariamente dividirá al trigo de la cizaña. El Señor nos advierte: No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espadaPorque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mateo 10:34-36). Pablo, en la misma línea habla de la división por asuntos doctrinales de esta manera: Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados” (1 Corintios 11:19).

Sin duda, las iglesias deben tomar una posición sobre estos asuntos, predicando y enseñando a su rebaño sobre estas verdades. Pero no debe haber una creencia necesaria en estos asuntos para convertirse en miembros de la iglesia local, al inicio. Más adelante, sin embargo, una vez que se ha enseñado todo el consejo de Dios (Hechos 20:27) se debe exigir que creencias en verdades cardinales, como la justificación sólo por la fe, la deidad de Cristo y la resurrección de entre los muertos, y el futuro regreso físico de Señor Jesús vayan de la mano con lo que el mismo Señor nos enseña acerca de los detalles de su venida. Si bien, hoy en día, la opinión de uno sobre el arrebatamiento o el milenio no debe considerarse un artículo cardinal de la fe cristiana, tal actitud transigente minimizará la pasión y el celo de una iglesia por explicar las verdades importantes del tiempo del fin, y no será honrada por el Señor.

Que los pastores y los miembros de las iglesias estén más preocupados por lidiar con la verdad de Dios que por posibles desacuerdos, es el camino que el Señor nos muestra en la Escrituras. La interacción significativa dentro de la iglesia es algo bueno, la conformidad y el silencio no lo son.

Deberías preocuparte por la evangelización, no por la profecía bíblica

Este último piadoso” lugar común generalmente invoca Hechos 1:6-8 como irrefutable argumento:

Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Este es un texto común que se utiliza para desinflar el entusiasmo de uno por estudiar la profecía bíblica. Pero está equivocado: presenta una falsa dicotomía y es una contradicción a muchas exhortaciones y mandatos bíblicos que nos instan a comprender los eventos que rodean el regreso de nuestro Señor.

¿Qué enseña realmente Hechos 1: 6-8? Tratemos de ponernos en la situación de los discípulos. Habían dado sus vidas en los últimos años para seguir a Jesús de Nazaret, quien ellos creían era el Mesías predicho por sus profetas hebreos. Acababan de experimentar el drama de la crucifixión, sólo para presenciar su gloriosa resurrección y reunirse con él. Luego, durante cuarenta días, el Maestro les enseñó a los discípulos sobre el reino y otros asuntos. Entonces, su pregunta tiene perfecto sentido: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? En otras palabras, se preguntaban: ¿Sucederá esto ahora?

 Sin duda, deberían haberlo sabido mejor porque unos días antes de la crucifixión el Señor Jesús les enseñó acerca de la señal y las condiciones que deben suceder antes de que él regrese a establecer el reino (Mateo 24—25). Pero sus discípulos —como a menudo lo revelan los Evangelios— necesitaban que se les recordara lo que habían olvidado. El Señor les responde a sus discípulos repitiendo dos puntos que les enseñó un mes antes en el Monte de los Olivos. Sobre el primer punto, él les recuerda que el tiempo es el dominio del Padre, no de ellos: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). Cf. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (Mateo 24:36).

Sobre el segundo punto, el Señor les recuerda que es necesario que sean testigos en el mundo antes de su regreso:

pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Cf. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

Además, en el Discurso del Monte de los Olivos los discípulos le preguntan cuál es la señal de su regreso (Mateo 24:3), mientras que en Hechos están más impacientes, preguntando ¿Es este el momento? (Hechos 1:6). En consecuencia, Hechos no reitera todo el Discurso del Monte de los Olivos del Señor, sino que describe algunos aspectos de él. Por lo tanto, no debemos usar el llamado evangelístico en Hechos 1: 6-8 para eclipsar la otra profecía bíblica del Señor Jesús de su Discurso del Monte de los Olivos. El evangelismo y la profecía bíblica no son esto o lo otro; se complementan entre sí.

Otro ejemplo que vincula el evangelismo con la profecía bíblica se encuentra en Mateo 28:19-20:

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20).

En este pasaje, el Señor Jesús exhorta a sus discípulos a evangelizar con el resultado de hacer más discípulos y “enseñarles a obedecer todas las cosas que les he mandado”. Claramente, él no tiene la intención de que sus mandamientos dentro de la profecía bíblica sean excluidos, porque enfatiza “todas las cosas que les he mandado” (Cf. Mateo 24:14).

Aun más, en Hechos 17:31, Pablo usa la profecía bíblica del día del juicio del Señor como base para la evangelización cuando testifica a los atenienses:

por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”.

Finalmente, Apocalipsis 14: 6-12 vincula el evangelismo con la profecía bíblica de Babilonia la Grande y la advertencia del infierno al tomar la marca de la bestia:

Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblodiciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

La advertencia del infierno y la proclamación del evangelio están incluidas directamente en la profecía bíblica: la amonestación a los santos de no recibir la marca de la bestia. En resumen, el evangelismo y la profecía bíblica se complementan, exactamente como Dios quiso; de ninguna manera se excluyen.

En resumen, la trivialidad pietista es vana y hueca porque no refleja la realidad bíblica. Su tratamiento superficial del tema minimiza, o peor aún, anula la revelación de Dios de los eventos de profecía bíblica que rodean su regreso enseñados en el Discurso del Monte de los Olivos, las epístolas a los tesalonicenses y el libro de Apocalipsis. Si poseyéramos la verdadera piedad, debería basarse en la realidad bíblica.

Conclusión

Muchos lugares comunes, clichés y consignas intentan minimizar la relevancia de la profecía bíblica. Hemos esbozado los más comunes para que podamos estar alertas y sepamos cómo responder a quienes los esgrimen. Se han arraigado tanto en el lenguaje cristiano que la mayoría de la gente no les dedican ni un segundo para pensar en lo que realmente significan. Este artículo los criticó de frente con sustancia bíblica. Las palabras, o en este caso, los lugares comunes, tienen consecuencias. Es imperativo que el cristiano informado que ama la profecía bíblica rechace estos lugares comunes, y el mejor rechazo es dirigir a quienes los pronuncian a lo que la Palabra de Dios dice sobre por qué es importante la profecía bíblica.

Estudiar la profecía bíblica no es un pasatiempo religioso ni un ejercicio académico. Tiene la intención de santificarnos y hacernos sobrios. Los cristianos estamos en una batalla real contra las fuerzas del mal. Que la Palabra de Dios prepare nuestros corazones y mentes para los tiempos difíciles que se avecinan.

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Lee ambas partes de este artículo en una sola página y con las citas biblicas con enlace aquí.


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