ASIENTO EN PRIMERA FILA PARA EL SUFRIMIENTO
La tecnología nos ha dado un regalo de dudoso valor: la capacidad de ver a la gente sufrir en escenas en vivo captadas por la televisión y transmitidas en los noticieros en casi todo el planeta.
Vemos cómo la gente sufre en nuestros propios vecindarios, y podemos sentarnos en primera fila para mirar cómo incontables multitudes se debaten en la miseria en todo el mundo. Los medios masivos de comunicación permiten que las noticias estén disponibles para todos, y hay ocasiones en que ni siquiera podemos escapar de ello.
Por medio de las maravillas de la comunicación moderna, vemos la brutalidad de la gente en vivo y a todo color. El horror de la guerra nos llega a nuestras propias habitaciones y vemos cómo la depravación de los malvados se abre paso en el escenario mundial.
En décadas recientes los medios de comunicación nos han saturado con relatos de asesinatos en serie y todo tipo de barbarie. En tiempos pasados esas cosas eran algo raro, pero ahora son demasiado comunes.
¿Cuál es el efecto de estar expuestos tan frecuentemente a semejante caudal de decadencia, sufrimiento y muerte? Uno de los efectos es el sufrimiento mental, así nos demos cuenta de ello o no. La exposición constante a los abusos de gente perturbada es bastante difícil para los adultos, pero es aún más dañina para las impresionables mentes juveniles.
Aunque es imposible preservar a nuestros hijos de todos los aspectos nocivos de la sociedad, exponerlos demasiado a semejante violencia en la infancia puede hacerles mucho daño emocional. La exposición reiterada a la violencia —ya sea real o fingida— en las noticias y en el entretenimiento, nos endurece frente al verdadero sufrimiento de otros.
Vemos cómo la gente sufre en nuestros propios vecindarios, y podemos sentarnos en primera fila para mirar cómo incontables multitudes se debaten en la miseria en todo el mundo. Los medios masivos de comunicación permiten que las noticias estén disponibles para todos, y hay ocasiones en que ni siquiera podemos escapar de ello.
Por medio de las maravillas de la comunicación moderna, vemos la brutalidad de la gente en vivo y a todo color. El horror de la guerra nos llega a nuestras propias habitaciones y vemos cómo la depravación de los malvados se abre paso en el escenario mundial.
En décadas recientes los medios de comunicación nos han saturado con relatos de asesinatos en serie y todo tipo de barbarie. En tiempos pasados esas cosas eran algo raro, pero ahora son demasiado comunes.
¿Cuál es el efecto de estar expuestos tan frecuentemente a semejante caudal de decadencia, sufrimiento y muerte? Uno de los efectos es el sufrimiento mental, así nos demos cuenta de ello o no. La exposición constante a los abusos de gente perturbada es bastante difícil para los adultos, pero es aún más dañina para las impresionables mentes juveniles.
Aunque es imposible preservar a nuestros hijos de todos los aspectos nocivos de la sociedad, exponerlos demasiado a semejante violencia en la infancia puede hacerles mucho daño emocional. La exposición reiterada a la violencia —ya sea real o fingida— en las noticias y en el entretenimiento, nos endurece frente al verdadero sufrimiento de otros.
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